Voces del silencio

Mi voz es reflejo de la música del viento,
que esparce melodías de libertad.
Escucho las tormentas con aroma de tomillo y romero,
que sobre dehesas derraman el aliento que me serena.

De las entrañas de la tierra ascenderán extraños lamios,
y la bardana cubrirá su resquebrajada piel.
Las mareas ungirán de espuma las encinas
por los atajos que los resignados glaciares dejaron.

Pero si en la profundidad de una verde colina,
aguada por el dulce néctar de las nubes,
o desde las altas simas contemplara
el misterio del espeso bosque renacido,
aciano y carlina para mi reconfortado espíritu,
y regocijo de huestes bajo un dosel de estrellas.

Praderas fértiles, cárcavas de savias despuntadas,
renacidas voces enmendando la afrenta
que nos tornó neófitos necios;
súplicas que en profundo estrépito atenazan conciencias,
permitiendo latir a la agradecida tierra.

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